Ni con el pétalo de una rosa


05-02-2019  17:40

Ante los casos de acoso, discriminación y violencia que sufren a diario las mujeres en el país existe, sin lugar a dudas, un malestar colectivo generalizado no sólo con los gobiernos en turno sino también con los cuerpos policiacos que parecen aterrorizar más con su presencia que generar algún tipo de alivio en las mujeres, lo cual es realmente una alarma roja en México.

Miles de veces (y de forma histórica) las mujeres han alzado al unísono la voz y han levantado el puño a través de denuncias, marchas y manifestaciones que exigen a las autoridades y a la ciudadanía masculina en general, el respeto a un derecho inherente que se les ha arrebatado: Su seguridad.

En la actualidad, estos problemas no sólo son ocupaciones del gobierno, la policía o los medios de comunicación para proteger, ayudar o informar respectivamente alguna denuncia sino que también corresponden a un trabajo de educación familiar que se atreva a mirar con profunda preocupación los problemas que sufren las mujeres en sociedad y en los que, tristemente, algunos hombres han perdido valores y muchos de ellos no conocen el concepto de la decencia humana.

A pesar de que en nuestros tiempos, en teoría, debemos ser más tolerantes e incluyentes por toda esta nueva ola generacional que supone más empatía a las preferencias sexuales, a la libertad de expresión, a la inclusión social, etc., la verdad es que el abuso y la violencia de género persiste y aunque se ha tratado de erradicar desde hace mucho tiempo, sobrevive hasta nuestros días.

Cada que tengo la oportunidad de abrir mis redes sociales, la mayoría de los días aparece en mi sección de “noticias” una denuncia de alguna amiga, familiar o conocida que sufrió algún tipo de discriminación, acoso e incluso delito en contra de su persona.

La importancia de la difusión y acción contra la violencia hacia las mujeres lanza directamente una petición a la sociedad: ¡Hay que escuchar la palabra de la mujer! ¡Hay que educar a los hijos varones! ¡Y hay que orientar a las hijas mujeres!

México pide auxilio y es lamentable que vivamos en una alerta constante.

Vivimos en una sociedad en la que la mujer peligra al caminar las calles, en la que no se puede vestir como ella lo desea, en la que tomar un taxi es un peligro y en la que una cita con un chico se vuelve un arma de dos filos.

Mujer, estoy cansado, al igual que tú de la inseguridad que padeces y exiges. Yo me uno a esa voz, a tu voz que tan urgentemente grita y a la que de a poco hacen caso. Como hombre, sé de los beneficios que me otorga esta sociedad machista en la que vivo porque no es una mentira para nadie que, ciertamente, vivimos todavía en una sociedad en la que ser mujer es difícil.

Quizá por los roles sociales prehistóricos o por las características fisiológicas las cuales a través del tiempo determinaron una realidad en la que los valores, la ética y la moralidad se opacaron lo cual causó un abuso normalizado contra la mujer.

Si recuperamos los valores universales en la praxis, exigimos a nuestros gobiernos y policía a dar la seguridad pertinente a todas y a todos, viviremos en una sociedad de paz, de respeto mutuo y de un valor auténtico para las mujeres en las que no se les utilice como objeto sexual, en las que no se les enamore sólo para procrear y en la que se le otorguen derechos sólo para tenerlas contentas.

Por eso me uno a la participación social de cuidar y proteger a la mujer desde mi núcleo familiar y social con lo que exhorto a las autoridades a hacer caso a las llamadas de auxilio y actuar de inmediato y con buen corazón y a la que invito a los hombres a comprender la realidad social de las mujeres para así retomar valores que nos recuerden que la mujer es el inicio de todo, la fuente preciosa de vida y que a ellas ni con el pétalo de una rosa.






*Este y todos los escritos que lees aquí son propiedad intelectual de su autor: Ángel Paz*
Contacto: lasletrasdeangel@gmail.com

Para más contenido léeme en mi blog personal: hojarrugada.blogspot.com

© 2019 Ángel Paz. Todos los Derechos Reservados.

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